Pequeñas Muertes

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

ARMA LETAL: La revelación de la batalla de Rosa Silverio

Hola a tod@s!!!!!!!!!! :D
La fundación Festivales de la Montaña ha acogido (3 años ya!) la dirección del Círculo Literario de la Montaña en Jarabacoa.  Como parte de las actividades del grupo, vamos a trabajar con el libro 'Arma Letal', escrito por Rosa Silverio.  Ya en la página del facebook del Círculo Literario he publicado el link al blog de Rosa, pero por si acaso no nos han encontrado todavía, lo repito: www.rosasilverio.blogspot.com
 
Para trabajar en dicho libro obvio que debemos leerlo, cosa que ya hice, 4 veces.  Sí, admito públicamente que me encanta el libro a pesar de que la poesía no es mi primera elección en lectura (oops, lo dije).  El punto es que después de leerlo escribí lo que más abajo copio, he pensado compartirlo con ustedes primero simplemente por querer y segundo porque creo que, si no la conocen todavía, deberían invitar este libro a sus bibliotecas.  No le tengan miedo a eso de 'Arma Letal', al final del día, todos utilizamos una para mutilar nuestras vivencias.  No le huyan al cuchillo de Rosa Silverio, mejor enfréntenlo con ella, les prometo que el dolor será solo una de las emociones que les atraviesen.  Atrévanse! Una Rosa blandiendo un Arma Letal es algo que no vemos todos los días ;)


ARMA LETAL

La revelación de la batalla de Rosa Silverio

     Arma letal, libro ganador del Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña de Henríquez 2011, fue     escrito por Rosa Silverio, dominicana residente en España.
 Desde la portada, el libro nos habla de violencia: colores que se unen para formar un cuerpo que asumimos de mujer, un cuerpo que se observa en una posición de doble significado; la primera podría interpretarse como una mujer con las manos en la cabeza, arrodillada, castigada.  La segunda, una persona también arrodillada, pero con las manos alzadas sosteniendo algo que no se ve y que, por el título y los colores, asumimos un cuchillo.  Cabe preguntarnos si, en este caso particular, la violencia no viene siendo lo mismo que el castigo.
 Desde el primer poema (A veces quiero escribir un poema) RS nos deja entrever que el libro es una lucha, una batalla que la autora elije hacer pública, donde busca exorcizar cosas y personas que vamos descubriendo según avanzamos.
 
‘…con alas de murciélago/y espinas en la espalda/
…sin fórmulas/sin pasadizos secretos
Que se escriba a sí mismo’
 
Estos versos llevan a pensar que la estética no es el punto primordial de su escritura (a pesar de lo muy bien cuidada que está); no; es la expulsión de un monstruo al que apenas le vemos el sueño.
 No es nuestra intención detenernos en cada verso de cada poema de Arma Letal, pero sí hacer paradas en aquellos que, a nuestro entender, revelan contra qué o quién se eleva el arma letal y definitiva de su autora.
 ‘Canto a la mujer que se consume’ es como una pista clara de a quién atacamos, o, mejor dicho, de quién se ataca a sí misma en las 63 páginas del libro: la mujer no solo como género, sino como Rosa que se defiende de los tigres con sus espinas, sin biombos.  El canto a la mujer es el recordatorio de cómo la sociedad ha echado en los hombros femeninos la pérdida de la humanidad, forzándonos a ser creadoras de vida casi por obligación y luego condenándonos a retirarnos bajo un manto de honorabilidad y repudio por los placeres.
 ‘Constatación’, poema que le sigue a ‘Canto…’ es el mismo poema visto ahora desde la mujer que quiere escapar a ese destino.  La mujer que se auto culpa pero cuyo instinto de supervivencia la lleva a huir de cualquier forma posible de ese horizonte que se pinta oscuro.  Sabe que tendrá que recorrer el camino, sabe que está cansada, pero para eso se caen los espejos y se lava la cara… para continuar.
 Con ‘Este Poema’ es claro que existe un punto de combustión interna y al parecer, tanto el arma como el enemigo, son representados por las palabras, específicamente por un poema.  Sale ‘desnudo, de un panal de abejas asesinas, doloroso’ y, a pesar de todo ‘imprescindible’.  El poema es la catarsis que necesita la mujer para liberarse, pero darle forma es una prueba de fuerza, voluntad y pánico ante lo que puede surgir de ese interior.
 ‘La mujer transparente’ es el suicidio.  La autora toma la experiencia de andar desnudo por el mundo, pero al nadie notarlo, al no escandalizarse la sociedad llega a una conclusión simple: es transparente, y a pesar de que aparentemente le duele el olvido de muchas personas no puede sino regocijarse en su victoria porque si es transparente, si ya no está con nosotros, significa entonces que ese interior turbio, esa locura poderosa que la toma, la zarandea, tira contra la pared de la vida y se burla de ella, no la ha vencido.  Al contrario, RS le ha ganado la batalla al simplemente volverse transparente y darse cuenta (como ella misma afirma) que ‘Nadie sospecha que un pez se ha escapado del acuario’.
 RS retoma las riendas de su lucidez después de una larga batalla, ha muerto sí, se ha convertido en transparente y nadie parece notarlo, sí, pero renace.  La Rosa que renace es pequeña y ella lo sabe, entiende que el martirio de ‘Canto…’ no ha terminado pues sigue abrazada en su interior a ella misma, quizás siente miedo de que en este renacimiento no pueda encontrar como escapar del panal de abejas, o tal vez que en esta ocasión le gane la batalla el yo locura, el yo perderme, el yo contra yo, razón por la que ‘Perdida’ es un poema tan corto y sin embargo, deja sabor a confesionario.  Es como una niña que admite su miedo.
 ‘Rotura del tiempo’ es el nuevo crecimiento, tanto del miedo como de la valentía.  La crisálida y las raíces son protecciones naturales de seres vivos, una representa escudos, las otras, estabilidad y balance.  ‘Sin título’ cierra el poemario.  Es el poema más tranquilo de todos, es la adultez recién adquirida.  Es la declaración simple, directa, sin ambages de un nuevo ser que no le tiene miedo a la lucha y durante todo el libro nos arroja en la cara su locura interna para hacer la guerra pública, sin cuartel, para asustar al demonio que lleva dentro y vencerle cada día hundiendo su cuchillo, aunque tenga que hacerlo en su propia piel.
 
Tanya Badía