Canción desesperada menos dos muelas
Es
la hora de partir Oh abandonado!
Canción Desesperada, Pablo Neruda.
No he podido sacarme de
la cabeza en estos días la ‘Canción desesperada” de Neruda y por alguna razón
esa es la línea que no se borra. Todas
las otras van y vienen pero esta… nah! Es triste, la línea digo, pero también
fuerte. Reconoce que le han dejado y
entiende que es el momento de irse.
Patética la figura debo
admitir. Un hombre tan alto, fuerte, tan
Neruda, quien siempre dejaba y se hacía la víctima; de repente le veo en la
montaña de la playa, chacabana blanca, manos en los bolsillos, mirando al
mar. El suspiro aquí sería un cliché
pero necesario al final de su observación.
Saber que ahora es el ‘dejado’ el ‘abandonado’ después de derrochar
pasión. Todo un golpe para el Don Juan
Chileno.
Tal vez por eso la
escribió al final. Después de tantos
amores rotos le rompieron a él tomando lo que en ese momento tenía para dar y
luego largándose de allí, correr tan rápido como dejaran las faldas; no llegar
a quererlo.
A veces me pregunto si
vale la pena arriesgarse tanto, y no hablo solo del amor de pareja (sean estas
pasajeras o no), hablo del amor que inconscientemente ponemos en todo aquello
que hacemos y que nos gusta, aquello a lo que dedicamos tiempo, energía, las
cosas que defendemos cada día. Lo hago
–preguntarme- pero solo a veces.
Porque a veces quisiera
estar de igual manera: viendo el mar. O
quizás solo en la cima de la montaña.
Todo es tan diferente, al menos así se siente. Para que la experiencia sea mejor hay que
subir sudando, forzar los músculos, obligar al cuerpo a solo concentrarse en
subir, subir y no caer, no cansarse a mitad de camino; obligarse a llegar
arriba y pararse frente al horizonte que siempre se ve vacío y lejano.
Cansar el cuerpo
provoca un efecto interesante: la mente se limpia, queda en blanco, te permite
respirar y entonces puedes tomar las cosas una a la vez. Respirar profundamente y permitirte encontrar
las respuestas a todas las situaciones.
Y si no encuentras las respuestas al menos decidirás qué hacer.
Quizás algunos piensen
que estoy en el aire otra vez (prometo que no lo estoy), otros se preguntarán
qué carajos hago recordando la mencionada poesía a estas alturas de juego,
otros posiblemente se sientan identificados con una u otra parte del texto. A todos ellos (ustedes, nosotros) lo único
que puedo decirles es que perder dos muelas (supuestamente del juicio, pero eso
es tema para otra entrada) me ha hecho desesperada este fin de semana. Quiero subir la montaña, ponerme en
movimiento, olvidar que duele todo y que parezco perrito bulldog de lo
inflamada que está mi cara.
Ya quiero subir la
montaña otra vez. La del día a día, la
de la rutina que no es rutina en mi caso.
Ya quiero.
Etiquetas: desesperada, muelas, Neruda, renovación.