Pequeñas Muertes

Para hablar de todo un poco, compartir, aprender y esparcir lo que sea que somos por el mundo. Este blog, sus publicaciones y comentarios son propiedad exclusiva de Tanya Badía. Su reproducción total o parcial no está permitida. En caso de querer copiar o tomar información del mismo debe solicitar permiso y dar el crédito correspondiente.

miércoles, 21 de mayo de 2014

YA PODEMOS LEER :D



 En la actualidad se lleva a cabo en República Dominicana el plan nacional Quisqueya Aprende Contigo, que busca eliminar el analfabetismo en el país. 

Este programa, como todo lo que venga del gobierno (cualquier gobierno) tiene quien le apoya, quien no le hace caso, quien todavía no lo entiende y quien lo detracta.  Más allá de pagos atrasados, de materiales no entregados, de núcleos formados para ser dejados de lado al poco tiempo; más allá de (querer hacer) implicaciones políticas nacionales o internacionales debemos asumir dos realidades:

  a)      En República Dominicana existe el analfabetismo, y en este blog particular me refiero solamente a aquellas personas que por una razón u otra no han aprendido a leer y/o a escribir.  Que se sepa que otros tipos de analfabetismo no serán tratados en esta entrada.  Gracias por adelantado a los que pensaban comentar algo fuera de campo y se han abstenido de hacerlo.

  b)      Hay personas en todo el país deseosas de aprender, de poder escribir su nombre, cansadas de que  las letras sean garabatos en un papel, indescifrables a sus ojos.  Hay personas en todo el país que quieren poder enriquecer sus conocimientos, su experiencia de vida.  Son estas personas las que se han comprometido a participar en este plan.  Van tres veces por semana a  la casa de un vecino o a la escuela más próxima, tal vez a una iglesia e incluso (típicamente dominicano) debajo de una mata, a escuchar a otra persona que ha prometido iniciarlos en el camino de la alfabetización.  Estas personas se pasan el día trabajando formal o informalmente, llegan a casa a cumplir con más deberes y salen luego a estudiar.  Así como lo leen.  Eso se llama compromiso.

En el municipio de Jarabacoa, conjuntamente con otras personas, he tenido la oportunidad de ser parte de este plan en calidad de ‘Animadora’.  Para estos fines, ‘animador’ es la persona que supervisa varios grupos o núcleos de aprendizaje; se asegura que estén trabajando, que tengan los materiales, que se puedan resolver problemas básicos del proceso y, a través de todo eso, animar a los participantes a seguir estudiando y dar el todo por el todo.  La alfabetizadora con la que he trabajado, Ana Iris Canela, es una joven estudiante de magisterio y en quien he podido ver una real vocación para la carrera.  Le agradezco públicamente el compartir conmigo este compromiso de ayuda social, no hubiese podido animar correctamente sin su apoyo y dedicación a los participantes.

Cada etapa dura seis meses.  Quien crea que es poco tiempo tengo para decirle que sí y que no: sí, porque ciertamente seis meses no alcanza para tanta lectura y matemática; no porque la idea del plan es que se dé el primer paso en el aprendizaje, las escuelas formales ya están ahí para continuar.

Recientemente dos núcleos de aprendizaje funcionando en el sector La Joya del municipio Jarabacoa, terminaron exitosamente esta primera etapa.  Seis meses de lluvias, calor, mosquitos… seis meses de reunirse tres veces por semana y trabajar por primera vez en mucho tiempo sobre un cuaderno y un libro.

Con la esperanza de que en algún momento puedan continuar su educación ya sea a nivel técnico o de licenciatura, tomamos un paso más en persecución de este anhelo.  El paso, llevado a cabo con la ayuda desinteresada del Dr. Rafael Eduardo Matías Reyes, apoyando aquellas acciones sociales que impliquen desarrollo positivo para la población del municipio y a quien agradecemos enormemente el responder a nuestra solicitud de ayuda, consistió en la donación de caligrafías, lapiceros, lápices, sacapuntas y borras para todos los integrantes de ambos núcleos.

Segura estoy que algunos de ustedes se preguntarán para qué sirve esto; la respuesta es simple: la caligrafía ayuda a mejorar la escritura, la lectura y mantiene al recién alfabetizado con un mínimo de disciplina diaria.  Debe mantenerse estudiando aunque al principio no se dé cuenta de que es exactamente eso lo que hace.  Varios argumentarán que resulta simplista la idea, pero a falta de programas flexibles cercanos a la comunidad y de un tiempo más largo para alfabetizarlos; a falta de que los mismos alfabetizados puedan sacar horas para ir a otras comunidades a los programas para adultos; a falta de todo esto y otros tantos detalles, la caligrafía es una solución.  Además, debemos recordar que desde tiempos antiguos la caligrafía ha sido considerada un arte (me voy un poco por el borde aquí, pero ¡vamos! Es obvio que ánimos no me faltan para mantenerme positiva J ).

Fotos de la entrega de los materiales ya mencionados pueden verse más abajo en esta entrada.

Al mismo tiempo que el Dr. Matías entregaba la donación y charlaba con los participantes escuchando sus necesidades y agradecimientos, tuvimos la última actividad formal de estos seis meses: una charla sobre plantas aromáticas: qué son, para qué sirven y los cuidados que necesitan.

El ingeniero agrónomo Frank Badía, a quien agradecemos el apoyo continuo durante estos meses de trabajo, impartió a los presentes una charla de unos 30 minutos sobre el tema de las plantas aromáticas, respondiendo preguntas de los presentes y entregándoles a cada uno un ejemplar de las plantas mencionadas durante su participación.

Estas plantas (a modo de resumen) son conocidas por la población general, quien a su vez rara vez sabe de todos los usos que pueden tener: son ornamentales, medicinales, se usan en la cocina y pueden ser plantadas en prácticamente cualquier lugar.  Esto incluye tarros, latas de aceite, el suelo, tarros de mantequilla, vasos desechables, entre otros.

Con esta charla se buscaba expandir la curiosidad de los alfabetizados, mostrándoles cosas que creían conocer a fondo pero que tomaron en cuenta no era así.  El interés que varios de ellos demostraron sobre adquirir mayores conocimientos al respecto ha tenido como resultado plantaciones para fines caseros y búsqueda de material literario sobre el tema.  La curiosidad no siempre ha matado al gato ;)

Luego de entregados los materiales y compartido la charla, nos dispusimos a cerrar con una pequeña celebración.  Picadera, refrescos, recuerdos y motivaciones fueron repartidos y creo formaron el componente perfecto para el cierre de estos meses de trabajo.

Como siempre he dicho: ¡Juntos sí podemos! O, como dicen ellos (ellos siendo mi padre): Algún día habrá patria.

Yo le añado: Mientras trabajemos por ella.














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