El valor no es la ausencia del miedo (Mandela parece sabía de qué hablaba :/ )
¿Conocen esa sensación de extrañar algo, pero tener miedo de regresar a ‘ese algo’? es lo que me pasa con la escritura últimamente. Extraño escribir, pero cuando lo hago es miedo lo que se filtra por mis dedos. Aunque quiera detenerlo, cada línea está impregnada de miedo. Y muchas veces lo mejor no es regresar ¿pero escribir? Me parece que estoy a salvo ;)
Y me puse a pensar
(recientemente) el porqué de ese miedo… hay muchas cosas que uno cree saber
hasta que se da cuenta que era puro bulto, así que pasamos por esa etapa de
repetirnos las cosas hasta que las tenemos grabadas en el alma y la sangre, algo
así como lo que dijo Clint Eastwood en Million Dollar Baby. Por lo que creo que
el miedo se debe a los cambios, a darme cuenta lo poco –o mucho- que me
interesaba algo, a darme cuenta lo que puedo hacer. Esa zona de confort se ha ido extendiendo y
admito que ha sido muy divertido e interesante, pero persiste ese punto de que
tal vez alguien –quizás mi imagen, y por eso evito mirarme en los espejos- me
descubra como una farsante. Sigo siendo una cínica, sarcástica, intensa, a
veces despistada persona, pero ahora en muchas más cosas J
Ahhh, y esto lo dejaré en borrador para pelear
el miedo ese de querer que todo sea perfecto.
A veces solo tengo que dejar fluir las cosas, por lo que advierto que al
que le salga el ‘estilo’ leyendo esto puede seguir de largo porque no estamos
en eso ahora.
1. Si alguien te trata mal,
es porque les dejas. No tiene que
armarse la 3era guerra mundial, pero si no pueden tratarte bien, es hora de
alejarse. Y tratarte bien no significa
poner una alfombra roja cada vez que te vean o hablan contigo. No significa que
acepten cada cosa que digas como la verdad absoluta, no seamos pendejos. Tratar bien significa respetarte como
persona, respetar tus opiniones (aunque no estés de acuerdo, todos tenemos ese
derecho). Respetar implica dejar de ser pasivo agresivo.
2. El pasado, pasado
es. La mente juega demasiados trucos y
muchas veces recordamos las cosas buenas más buenas de lo que eran y las malas,
peores de lo que fueron. El pasado se respeta (siempre he creído), es parte de
nuestra historia, pero nadie regresa a él, aunque lo parezca. Nunca empezamos en el lugar que dejamos
algo. Extrañar algunas cosas está bien,
aferrarnos a ellas como si no pudiésemos seguir adelante es faltarte el respeto
a nuestra capacidad de avance, es faltarte el respeto a ese algo que recordamos
gratamente pero que ya terminó (sorry, no hay forma bonita de decirlo:
terminó). Sí, tenemos buenos recuerdos,
pero a estas alturas son solo eso y no está mal.
3. Siguiendo con el punto
anterior: no pidas claridad si no estás dispuesto a aceptar la luz. No pidas lo que no estás dispuesto a dar. No
exijas entrega si no estás dispuesto a hacer lo mismo en algún punto de la
existencia.
4. Balance. El mundo se mueve con eso (dejemos la
política para después. Por favor y gracias). Encuentra lo que te da ese balance
o quien esté dispuesto a encontrarlo contigo que es mucho mejor.
5. A pesar de todo lo
anterior, no tengas miedo a dar a manos llenas lo que bueno que tengas.
Quedarte con ‘eso’ no te hará más feliz y hay una alegría extraña, adictiva y
cosquillosa en hacerlo (por favor dejar fuera de este comentario cualquier idea
sobre alucinógenos, borracheras permanentes o presiones morales, que sufro de
ninguna). En ocasiones hay que alejarse, en otras desaparecer, y puede doler
(punto 1) pero si te niegas a seguir dando solo te habrás convertido en uno de
ellos, y al lado oscuro de la fuerza solo se cae si eres Vader o si Michael
Ballack te llama (ok, este último se considera, pero es tentador el asunto).
6. Tus amigos pueden ser
pocos en número, pero cuentan en todo momento, así que no regreses a la
adolescencia cuando pensabas (si alguna vez lo hiciste) que el asunto estaba en
el número. No querido, el asunto está en
la calidad. Mejor aprender eso tarde que nunca.
7. Déjate sorprender
gratamente por el mundo (esta regla siempre la he seguido, lo que a veces me
hace parecer más joven de lo que soy. No
pretendo romperla, justo aviso). No
importa si es una nueva canción, un nuevo juego, un chiste malo, un libro
fascinante, la forma de las nubes, el color del río cuando el sol choca con él
o cuando las gotas de lluvia golpean la superficie. El hecho de que alguien no se rinda contigo,
que te sentiste por hacer ejercicio hoy o que aprendiste a poner tu puño entero
en la boca (¡hey! Algunos lo hacen y no les envidio). Déjate sorprender positivamente por el mundo,
tu mente te lo agradecerá y puede que hasta encuentres ese balance que mencioné
en el punto 4.
8. Crece. Todo pasa en la vida. Crecer no es convertirse en alguien aburrido
(o al menos no debería significar eso), crecer es vivir el presente con toda la
energía que tengas. ¿Tendrás momentos
malos? ¡Claro! ¿Muy malos? Posiblemente. ¿Qué tal que esos momentos sean de más
de una semana? Pues sí, aparecerán, pero el comportarte como si tuvieses 5 en
lugar de los años que tengas no te va a ayudar a resolver. Como dicen por ahí: puedes correr, pero no
esconderte.
9. Pide ayuda. Me duele
hacerlo –quienes me conocen pueden dar testimonio- pero he ido aprendiendo que,
así como brindo mi ayuda, no hay mal en pedirla. Ciertamente aparecerán algunos en el camino
que se quieren aprovechar de tu nobleza, Chapulín y todo incluido, pero esos
siempre aparecen.
Estas son cosas que debo
repetirme cada día, algunas ya son mucho más fáciles de digerir, otras como que
siguen necesitando práctica. El hacerlo
no me va a arreglar la vida en un día, pero va poniendo muchas cosas en el
lugar que les corresponde.
Les dije, cosas random,
pero ya que mis dedos aceptaron escribir esto, pronto los convenceré de contar
más cosas.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio