Pequeñas Muertes

Para hablar de todo un poco, compartir, aprender y esparcir lo que sea que somos por el mundo. Este blog, sus publicaciones y comentarios son propiedad exclusiva de Tanya Badía. Su reproducción total o parcial no está permitida. En caso de querer copiar o tomar información del mismo debe solicitar permiso y dar el crédito correspondiente.

lunes, 20 de octubre de 2008

Ni Homero imaginó esta Odisea

Hola a tod@s : nuevamente mi persona (dedos) escribiendo algo por el puro gusto de compartir. Les tengo hoy un pequeño viajecito que nos tocó el sábado a la familia Badía Garrido y compartes, entiéndase: amigos.
Todo empezó el lunes de la semana pasada con arreglos de horarios necesarios para la graduación de mi madre. Sí, mi madrecita querida finalmente vio el esfuerzo de cuatro años premiado con su graduación el sábado 18 de octubre. Pero no solo eso, sino que fue la que mejor índice académico obtuvo en el Programa en el que estudiaba, por lo que la universidad le regaló el anillo de graduación, un reconocimiento y la compañía que construyó el Hospital Traumatológico Profesor Juan Bosch le obsequió una computadora portátil nuevecita. Para que vean que el trabajo duro si deja.
En fin, que entre los 'tengo que hacer' y los 'No puedo dejar para mañana' llegó el sábado. Oscar, el Bebo (mi hermanito) y yo debimos ir a Santiago en la mañana para clases y no salíamos hasta la una y pico de la tarde; mis tíos Ramón y Nelly venían el sábado en la mañana para Jarabacoa y mi madre decidió que quería preparar unos creps (me disculpan el acento que falta) para la reunión de la noche.
Lo que mejor quedó de todo fueron los creps, me permito avisarles esto porque aquí es donde comienzan las penurias del días: Oscar estaba más cansado que un burro de carga, yo no dormí la noche del viernes porque, aparentemente y según mi padre, es posible que me esté poniendo vieja y ya no tenga el sueño de los inocentes. Mami fue a comprar una carne y no había, por lo que no pudo preparar lo que quería en la mañana, papi tuvo que ir a la ESNAFOR a resolver sabrá Dios qué.
Cuándo llegamos (los de Santiago) Oscar tuvo que irse a la última misa de la madre de un entrañable amigo, por lo que no se fue con nosotros a la graduación, pero mi hermano y yo nos bañamos y cambiamos en tiempo récord, ya que mami tenía que estar a las 4 de la tarde para la organización de las filas y las fotos, aunque la graduación iniciaba a las 5:00.
A mi se me ocurrió ponerme un vestido blanco con zapatos marrones altos y al final, con el calor de La Vega, lo que quería era estar en chancletas y me reservo lo demás (aunque la Presidente sí va). Arriba de todo mi hermanito estaba en traje y corbata porque era el padrino de mami, y ella estaba con el vestido que usó esa noche y la famosa toga y birrete que nos obligan a usar en tales ceremonias. Aviso a todos que tal disfraz no es más que una tortura inventada por no sé quién. Vivimos en un país tropical!!!! dejen las telas de lona para los lugares de frío!!! Creo que mami perdió al menos dos libras con el calor y la bendita toga arriba y mi hermano sin comer y con traje tenía deseos de que explotara algo rápidamente.
Mis tíos, que son y viven en Santo Domingo no pudieron venir en la mañana porque su vehículo se fundió y consiguieron guagua (entiéndase: Caribe Tours) hasta La Vega a la 1:00, por lo que llegaron directo a la graduación y no a Jarabacoa primero. Papi y yo tuvimos que ir a buscarlos a la parada.
En medio de todo el ajetreo la graduación empezó al menos una hora después de lo previsto; el cielo se puso negro, negro, negro, yo salí corriendo en mis tacos y vestidito blanco a buscar dos sombrillas en el vehículo para cubrirnos cuando empezara el aguacero y el señor Félix Bautista (siendo responsables debo decir el nombre) habló tanto que a la hora ya nadie sabía de qué diantres estaba hablando. Algunas personas, debo reconocer, se pasaron de la raya (aunque el calor y el hambre no daba para más) y comenzaron a aplaudir insistentemente, a ver si lo dejaba ahí.
Lo que no les he dicho es que el caballero antes mencionado era el invitado de honor y sus palabras estaban antes de la entrega de títulos a los graduandos, por cierto, 380 graduandos. Así como lo leen: 3 8 0 nombres con sus provincias y honores respectivos.
Como entederán a las siete y media de la noche ya nadie quería saber nada de la bendita graduación, el público en general desesperado y los graduandos hartos y casi deshidratos. La amenza de lluvia se mantuvo pero fue solo una forma de hacerme correr con el riesgo de romperme un tobillo, porque las gotitas que habían caído duraron hasta que (corriendo otra vez) llegué a donde estaba el 'fan club' de mami con las dos sombrillas. Ahí dejaron de caer y simplemente se quedó oscuro el cielo.
Cuando por fin (todos con un hambre de triangulitos) salimos de la ceremonia y su parafernalia, enfilamos en dos vehículos para Jarabacoa. Quien haya venido recordará que a Jarabacoa se debe subir, es decir, somos montaña y estamos a muchos metros por encima del nivel del mar (les debo la cantidad exacta para la próxima entrega), cuando se sube la carretera es un tanto incómoda porque a un lado hay precipios y al otro lado pura roca. Existe en ese lugar, que llamamos 'El Puerto' (por favor, no me pregunten por qué, Jarabacoa no tiene salida al mar ni en sombra, pero todo y eso, así se le llama a esa carretera entre Jarabacoa y La Vega: 'El Puerto') un lugar dedicado a La Virgen de la Altagracia. Aproximadamente 300 mts luego de 'La Virgen' el chofer del vehículo en el que viajo se da cuenta que mi madre, quien viaja en el otro vehículo, tiene las luces intermitentes encendidas; nos ponemos paralelos y hacemos señas a ver si pasa algo: el vehículo estaba calentándose mucho y muy rápido.
Nos detuvimos y en el intento de arreglar el problema las gomas delanteras se trancaron y 'ni pa'tra ni pa'lante' como dicen por ahí. Llamamos una grúa y al señor que trabaja con papi (Cornelio, a quien, por cierto, le construiremos una estatua por su ayuda) para que llevara la camioneta y poder enviar el vehículo y seguir nosotros. En el puerto duramos más o menos una hora en plena oscuridad, por primera vez en el año no pasaron muchos vehículos, solo tres gatos y un perro que ni caso nos puso. Nosotros nos dedicamos a relajar, cogerlo todo a chercha y bailar en pleno puerto. Difícil explicarles lo bien que se siente bailar el 'Thriller' de Michael Jackson a mitad de una carretera en plena noche, porque si no lo recuerdan, entre la graduación y sus accidentes, ya estábamos en las nueve y pico de la noche.
Finalmente nos damos cuenta que le falta agua al radiador, se le pone el agua y mami arranca como si se le fuera la vida en ello. Ahhhh, que alivio, finalmente íbamos a comer y beber algo (agua! agua! agua!), pero la vida nos tenía otro giro.
No era un cíclope mucho menos una semi diosa necia, sino que el radiador tenía un 'pichecito', sépase: un hoyo, y el agua se acababa de una vez. Nos pasamos todo el camino parándonos cada 2-3 minutos a echarle agua: nos dio agua el señor de los Pollos antes del montaña, nos dieron agua en la 'Pollera' (por el nombre pueden imaginarse lo que es), luego en Buena Vista (Distrito Municipal de Jarabacoa) otra vez nos paramos. La grúa nunca terminó de llegar, pues la devolvimos, y Cornelio terminó prestándonos la camioneta y quedándose en su casa.
Cuando por fin llegamos a casa eran las 10:15 y mi perro, el Ballak, estaba aullando del hambre (es perro lobo, para que no crean que me equivoqué en el verbo). Ahí pusimos los creps en el horno para calentarlos y agregarles la salsa, yo piqué ensalada y pusimos en la mesa unos maníes con pasa, que a todos nos gustan. Parece que era tanta el hambre que teníamos entre todos que, sin darnos cuenta, nos comimos los maníes y las pasas y al llegar los crepes apenas los probamos; excepto mi hermanito que come por cinco o seis y eso no le hizo ni cosquillas.
Estábamos tan cansados que apenas cenamos nos pusimos a comentar la serie Boston-Tampa (GANÓ TAMPA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! SIIIIIIII!!!!!!!!!!!) pero en verdad todos estábamos pensando en cama, por lo que no duramos mucho en ponernos horizontales.
Al día siguiente, al despertarnos, mis padres y yo (mi hermano todavía en el vigésimo sueño) compartíamos un rato con mis tíos. Tío Ramón es ginecobstetra y lo llamaron: una señora que no estaba en el tiempo llegó con algunos problemitas, controlables, pero problemitas al fin y al cabo. Tío llamó a todos los médicos que trabajan con él a ver si podía quedarse hasta la tarde, pero como ya el fin de semana estaba en picada precisamente ese día nadie contestó.
De más está decir que tuvo que recoger y arrancar para la capital, pero como era pasada las 10 de la mañana no pudo irse directo en Caribe Tours (en Jarabacoa solo hay 4 horarios). Bajamos a La Vega a llevarlo y tuvimos que esperar una hora para que llegara la guagua de Puerto Plata a Santo Domingo.
Al final, todavía podemos celebrar que mami se graduó, porque en verdad que estamos super orgullosos de la 'doña', pero creo que nos conformaremos, por ahora, con hacerle en casa una bulla entre nosotros tres (papi, bebo y yo) y dejar las celebraciones en grande para un día menos interrumpido.
Ahh, si, las cosas que no conté aquí fueron todavía más que las que sí. El baile en el puerto fue de lo más divertido y el bizcocho que le regalaron a mami endulzó el asunto al llegar acasa. De mi parte la botella de vino rosado que nos bebimos entre tía y yo terminó de poner el 'ahhh' de alivio a todo el 'trajín' del día y me propongo firmemente no asistir a otra graduación, quien quiera mi presencia en una puede estar seguro que haré todo lo posible por prepararle una buena fiesta, hacerle sentir super, super bien, pero no meterme otra vez en la ceremonia del (/&&%$%&/(() esa. Aunque, pensandolo bien, de repente aparece alguien, uno de ustedes posiblemente, a quien no puede decirle que no y prefiera pasar trabajo que dejarlos en su graduación. Pero por favor, no vayan a hacerla ahora, esperen que se me pase la Odisea de esta.
A su salud chic@s!

1 comentarios:

A las 20 de octubre de 2008, 13:01 , Blogger Santiago ha dicho...

Tanya, imagino que después de semejante aventura, habrás soñado con los angelitos. Muy bueno el relato, y sobre todo muy vital, no deja lugar a dudas sobre su carácter innegablemente autobiográfico.

 

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